sábado, 27 de agosto de 2011

Columna de la Huerta Orgánica y Autonomía Alimentaria: El palo borracho

A instancias del llamado de una oyente curiosa y atenta hemos traído algunos datos sobre este árbol americano, el n{as difundido en plazas, parques y paseos públicos.
Su nombre científico Ceiba speciosa alude a su origen nativo, pues Ceiba es una denominación originaria dada por los naturales de Brasil austral, este y sudeste de Paraguay y noreste de Argentina y speciosa se refiere a su esplendor de flores y frutos.
Llega a medir hasta 25 metros y tiene usos medicinales: sus agujones del tronco en cocimiento con hojas de romero curan el asma. En Corrientes consideran al cocimiento de un puñado de aguijones como abortivo, bueno para curar el alcoholismo y la diabetes, en buches para el dolor de muelas y un agujón en el agua del mate calma el dolor de riñón y de espalda
Las painas, con semillas de allí su nombre de painero y algodonero, sirven para rellenar almohadas y colchones y salvavidas.
Los pueblos originarios del Pilcomayo fabricaban sus canoas con su liviana madera y una leyenda de amor incondicionales basa en su porte y sus flores.
El tronco de la variedad de flores blancas, la Ceiba chodattii, tiene aún más forma de botella.

Redescubriendo al perejil

Nuestra amorosa oyente y amiga de Facebook, Diosma Rosas, no envió unos datos interesantes del perejil, Petroselinum hortense, que no sólo es un gran compañero culinario de muchas hierbas y platos sino que es un gran aliado a la hora de mejorar nuestra salud.
Esta hierba anual, si la plantamos en este menguante de agosto, no se “irá en vicio” o sea que no florecerá y nos dará muchas hojas aromáticas.
Parte usada: toda la planta
Es antioxidante, rejuvenece la piel, por su gran contenido de clorofila combate el mal aliento, depurativo de la sangre, limpia el organismo de toxinas y grasas. Previene el cáncer, enfermedades cardíacas, previene las cataratas. Por contenido de calcio previene la osteoporosis en la menopausia. Gran diurético está incluido en todas las dietas para perder peso y mejorar los hábitos alimenticios, recomendado para curar la anorexia y la anemia.
Contiene apiol, aceite esencial, apiina, mucílagos, vitaminas.

sábado, 6 de agosto de 2011

Leonardo Varela. Columna de pensamiento crítico: "Carne fresca y muerta"

La modelo R. Guirao estaba realizando una reggaetón en el programa “Bailando por un sueño” de Marcelo Tinelli. De pronto, todo indica que el cansancio del ensayo y de sus otras actividades la abrumaba, se desvaneció. Perdió el conocimiento mientras estaba, tal como estaba programado coreográficamente, por el aire.
SU CAIDA, DESDE UNA ALTURA CONSIDERABLE, ESTEMECE PORQUE EL ESTAR DESMAYADA NO ATINA A RESGUARDARSE MINIMAMENTE. SE DESPLOMA.

Todos los presentes quedaron en principio impresionados. Hubo quienes imaginaron lo peor. El video –que hoy ya no puede verse en Internet porque Ideas del Sur es dueño y ha reservado sus derechos- era (siempre hablando en términos relativos) estremecedor: la modelo pudo haber muerto en cámaras.

El doctor que trabaja para el programa de Marcelo Tinelli, llamado Vicente Labonia, la atendió en los estudios y las cámaras nunca dejaron de filmar el accidente y sus derivados. Más aún, como Marcelo Tinelli, era conciente del rating que se incrementaba vertiginosamente, evitó todo lo que pudo –mientras actuaba su preocupación- ir a la tanda publicitaria. Inclusive, una vez que la modelo recuperó el conocimiento, pero tirada en una camilla y con un cuello ortopédico, se animó –siempre serio, siempre interesado- a preguntarle cómo estaba… El truco coreográfico falló pero el programa acertó. La modelo, en la camilla, le dijo a la familia que se quedaran tranquilos…Y el médico dijo literalmente: “Fue una pérdida de conocimiento, pero aparentemente no tiene ningún signo neurológico” (negativo, se entiende). No hubo ningún estudio neurológico en que fundara su afirmación el médico. El adverbio “aparentemente” marca precisamente que estaba en el orden del “parecer” y no del “ser”. Todos sabemos que, frente a impactos de esta naturaleza, puede producirse coágulos que no son perceptibles a simple vista.
Alguien podrá decir: “De qué está hablando Leonardo Varela hoy? ¿Qué importa lo que le sucedió a una modelo alejada de la mayor parte de los problemas de los demás?”.
Tal vez algo de razón le asista a quien reflexione de esa manera.
Sin embargo, creo que el caso de esta modelo fue un ejemplo inobjetable de cómo en la televisión todo, absolutamente todo, es una MERCANCIA. La vida, también.
La ambulancia demoró llamativamente su llegada. Cada minuto de demora era presumiblemente uno o dos puntos más de rating televisivo y de posibles nuevos auspiciantes o más publicidad de los auspiciantes que ya están.
La televisión, como ha explicado Ramón Reig, lleva al telespectador a una tensión entre la fascinación (lo que se conoce con el nombre de pulsión escópica, el consumo compulsivo de imágenes) y el tedio de que sabe que lo que va a ver es lo que ya conoce…Esto lleva, como también sucede con el consumo de material pornográfico, a que cada vez sea más necesario nuevas “emociones”. ¿Qué mejor emoción que asistir a la posible muerte de una conocida modelo en cámara? ¿Qué mejor emoción televisiva que asistir al dolor del prójimo que no está próximo? ¿Todos pueden caer como R. Guirao? ¿Todos vamos a morir un poco antes o un poco después?
¿Puede la felicidad truncarse en un abrir y cerrar de ojos?
La televisión de Tinelli estuvo a pleno. Ya ha humillado a sus empleados (a Larry De Clay lo escupió en cámara), ha ofendido la inteligencia, ha discriminado y convertido en objetos a las mujeres con el baile del caño, ha usado a niños y niñas “erotizados” para captar a adultos perversos, ha colocado al dinero y la obediencia como valores supremos y ha ofendido diariamente nuestra inteligencia y nuestra condición humana. Ha consumado, en tanto emergente monstruoso de la cultura capitalista, su obra.
Estuvo al borde de rentabilizar la muerta. Por ahora, no tuvo suerte, pero sabe que sólo hay que esperar un poco más.
Los televidentes están tan ansiosos de carne fresca y muerta como la estrella principal y todo poderosa de Canal 13. Chau, chau, chau.

Leo Varela. Columna de pensamiento crítico: " No me lloren más, crezcan"

En varias de las columnas anteriores, señalamos que, más allá de asuntos más o menos coyunturales en relación con el proceso de las elecciones que se están llevando a cabo desde inicios del 2011, es imprescindible impulsar una profunda reflexión sobre qué sujeto es el que está conformando estas sociedades postindustriales (otros dicen posmodernas).

Alguien dirá con razón que es fácil reflexionar sobre el significado de las elecciones después que el cómico (no tan cómico, a decir verdad) Miguel Torres Del Sel obtuviera casi el 36 por ciento de los votos, a apenas 3 por ciento del candidato socialista del Frente Progresista, Antonio Bonfatti, y a casi 13 puntos del A. Rossi, el candidato por el Frente para la Victoria. Sin embargo, en todo caso, la próspera carrera que ha iniciado Miguel Torres Del Sel en el orden de lo público es sólo un ejemplo.
M. E. Bielsa, la candidata a diputado por el Frente para la Victoria, dijo algo en esta radio, el lunes, que me llamó la atención y que me impulsó a escribir esta columna:
“El nuevo sistema electoral que se empleó en Santa Fe merece algunas observaciones. Yo realicé una muy buena elección, me han votado muchos de los que votaron a Rossi, nuestro candidato, pero también algunos de quienes votaron a Bonfatti y también un porcentaje de quienes votaron a Miguel Del Sel. En definitiva, este sistema nuevo sistema electoral pareciera producir contradicciones cuando se vota”.

Me detuve en “pareciera producir contradicciones”. Algo en esas tres palabras me llamaba la atención. Y, poco después, lo alcancé a comprender: el verbo “producir” me resultaba equivocado. ¿Por qué?
En verdad, reflexioné, no es el sistema electoral (que es novedoso y, en cierta dirección, superador del anterior) el que produce las contradicciones por las que alguien, un ciudadano cualquiera, puede votar a Miguel Del Sel (que se presentó por el PRO de Mauricio Macri y con un candidato a vicegobernador, Osvaldo Salomón, abiertamente duhaldista) y a M. E. Bielsa o a Raúl Lamberto del Frente Progresista.
Desde mi punto de vista, el nuevo sistema electoral no produce las contradicciones. Por el contrario: lo que este nuevo sistema permite es expresar, visibilizar esas contradicciones. En otras palabras, el problema no está en el sistema (que es como un espejo que refleja el objeto) sino el objeto ciudadano. El principio de no-contradicción que, según Aristóteles, era básico para orientar nuestras acciones y para que el sujeto sea sujeto unitario, pareciera no funcionar más de manera plena. Es cierto: nuestras acciones no sólo pueden ser evaluadas en el orden de la racionalidad, entre otras cosas porque, como nos enseñó Freud el inconciente existe y porque, como nos enseñó Foucault, el poder está en todas partes (aunque, agrego, en algunas partes está bastante más que en otras). La unidad del sujeto como tal no es algo que deba considerarse hoy un a-priori.
Cuando el sábado pasado dijimos que Fito Páez va a tener serias dificultades para explicar por qué los ciudadanos que le produjeron asco y repugnancia en julio porque votaron al PRO, puedan producirle satisfacción y alborozo en octubre, si votan –como dicen algunas empresas encuestadoras, a esta altura, poco confiables- a Cristina Fernández de Kirchner.
Y creo que hay un punto que es central: estamos frente a un sujeto que, como señalaban al inicio del programa, está fragmentado en su conciencia. Esta fragmentación en su conciencia no es buena cuando me beneficia, porque votan como yo quiero, y mala, cuando me perjudica porque votan en contra de lo que yo quiero. Hay que evaluar este problema por fuera de las coyunturas electorales, porque la coyuntura siempre está cargada de intereses inmediatos. Entonces, como quienes han ganado en la Capital Federal y han obtenido una impresionante posición en Santa Fe no son de mi palo, levanto la voz al cielo y clamo desesperado: “Esto es el fin, se ha disuelto el lugar de lo colectivo…”.
Seamos francos: ¿cuál es la diferencia entre Miguel Torres Del Sel y Ramón “Palito” Ortega?, ¿cuál es la diferencia entre Miguel Torres Del Sel y Andrea del Boca; o entre Carlos Alberto Reutemann y Daniel Scioli? ¿Cuál es la diferencia en la praxis entre el Mago sin diente y el ex INADI, Claudio Morgado que le dijo a una subalterna: “Callate, gorda”? Hay que realizar un esfuerzo para encontrarla…
La falta de reflexión sobre las causas de esta pérdida de lo colectivo como referencia cierta (y muchos de los valores que por lo general se derivan: el compromiso, la solidaridad, la realización en y por el otro, etc.) ha llevado a que volvamos a sorprendernos (lo que, per se, es una paradoja: la sorpresa es producto de lo im-previsto) por cosas que no son nada nuevas.
La creencia en un ciudadano con capacidad para discernir sin inconvenientes entre lo bueno y lo malo, entre el compromiso y lo mezquino, entre su propio interés de clase y el interés (que se presenta como universal) de los sectores dominantes, está cada vez más alejada de la realidad. Y está alejada de la realidad no sólo por lo que, desde el marxismo, se define como “falsa conciencia” (que es la emergencia de un sistema económico estructurado en clases con diferente poder económico, una que explota y la otra que es explotada) sino también por la irrupción de nuevos dispositivos tecnológicos que han modificado las llamadas subjetividades “iluministas”, que actuaban racionalmente para alcanzar el saber, el progreso y el bien común. El Iluminismo y sus valores, el Progreso, la Educación y la Igualdad, han perdido peso a partir de sus propios fracasos: la razón también produjo catástrofes…
Ese propósito iluminista, alcanzar el “bien común”, debe ser hoy objeto de estudio.
¿Alguien puede creer por ejemplo que el hijo del próspero empresario Franco Macri, contratista del Estado, brega por el bien común y la igualdad?
El punto es que no-representar esos valores no es concebido como algo negativo o no deseable, porque la subjetividad de ese ciudadano (que concibió el Iluminismo) ha sido invadida y colonizada.
Frente a una realidad que muchas veces resulta in-aprehensible e incomprensible, que se percibe como la simple suma de fragmentos que nunca conforman un TODO, se vuelve “natural” que una figura mágica (que presuntamente es como uno: nada más absurdo que la consigna “YO SOY USTED”) venga a resolver los problemas –siempre ligados a la elemental supervivencia y no a una cierta trascendencia no religiosa-.
El miedo –el miedo al pasado, el miedo al presente, el miedo al futuro- impulsa a delegar la libertad en ese Otro que se ve o parece más poderoso.
Uno le concede la libertad (que, como señalaba Jean Paul Sastre, siempre genera angustia porque hay que elegir de verdad) y el Otro decide por uno…


Muchos investigadores en Ciencias Biológicas y neurólogos advierten que la acumulación de discursos televisivos, de e-mails, de llamados a celulares o a teléfonos fijos, las señales luminosas y otros flujos informativos están alterando las formas en que los sujetos actúan y reflexionan. El caudal de información, dicen, socava nuestra capacidad de concentración. El flujo ingresante apela a un impulso primitivo de responder a amenazas y oportunidades inmediatas. El ESTIMULO genera una emoción –una descarga de una sustancia llamada dopamina- que los investigadores consideran que puede producir adicción. En ausencia de esa emoción, el sujeto entra en el tedio, se aburre y, como todo adicto, quiere más de la sustancia que lo “rescata” de ese estado…

Nora Volkow, que es directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de EE.UU y una de las más relevantes investigadoras especializadas en el funcionamiento del cerebro, dice: “LA TECNOLOGIA NOS ESTA CAMBIANDO EL CEREBRO”. Tanto ella como otros investigadores comparan el atractivo de la estimulación digital más que con la droga y el alcohol con la comida y el sexo. Son esenciales pero su exceso es contraproducente…Y hoy hay un exceso de ESTIMULOS que impiden muchas veces pro-yectar, pro-eyectar. Estamos en presencia de sujetos distraidos, con poca capacidad para concentrarse, con una memoria débil, con una tendencia a lo ego-entrado, como si fueran niños. Y además este sujeto está estresado. Como ha sido estudiado, las hormonas del estrés reducen la memoria a corto plazo… ¿Y si el estrés fuera permanente?

En este marco, hay que volver a reflexionar sobre nuestras prácticas, sobre todas nuestras prácticas, porque no hay prácticas sin sujetos ni sujetos sin prácticas...La lucha de clases continúa, pero a esa confrontación se le suman otros factores que cada vez cobran mayor relevancia…

NO PODEMOS QUEDARNOS LLORANDO POR LO QUE PUDO HABER SIDO PERO NO FUE.